Es la almohada la que cada noche suele ahogar mi llanto.
Me ayuda a entrar en coma durante unas cortas horas,
en las cuales soy felíz y vivo fantasías sóla.
Donde nadie me contrala y donde puedo ser yo misma,
porque veo todo deformado a través de un crisma
y observo el mundo como quiero ver;
Aquí núnca se esconde el sol y allí no para de llover.
sábado, 11 de julio de 2009
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